martes, 31 de mayo de 2011

¡Los Gordos, también van al cielo!

Si, sí, leánlo bien. No digo GODOS (que también, sin ser partidista, algunos tienen su bien ganado trocito de paraíso, pobrecitos ignorantes...) digo GORDOS.

Por que uno está ya harto de ver en la tele anuncios de anticelulíticos, desengrasantes (ni que fueramos sartenes!), cremas reductoras, y un largo etcétera de medidas contra-los-excesos-de-medidas.

Pero ¿qué les hemos hecho los gordos?.

Al contrario, suele decirse que los gordos son todos pacíficos, bonachones, sirven de referencia callejera para extravíos, cual si de señales ambulantes se tratasen (“Mira, niño, si te pierdes, ponte al lado de aquel señor gordo!”), somos todo utilidad y bondad, repartiendo sonrisas, a cambio de frases lacerantes como “Otro evadido del gimnasio!”, o “Bendito sea Dios! Con la tela de ese vestido tenía yo para dos!”.

Hoy, ya no recordamos aquellas figuras orondas, que hasta inmortalizó Botero, y que en otro tiempo fueron sinónimos de salud, de riqueza y poderío. “Abajo los gordos!” se decía en las manifestaciones políticas. Y no era una indicación de que los obesos estuvieran mas altos, sino que había que repartir el poder económico.

Hoy, se nos pasean las pollitas con sus trajes ajustados, tanto que algunas llegan a arrancarse costillas (Dios mio, todo por una 36!), y hasta en los desfiles de modas han tenido que prohibir las exhibiciones de escuálidas siluetas, que mas parecían monumentos al hambre, que un modelo de figura a seguir.

Hoy, los varones exhiben sus tabletas de chocolate (ojo! Nada que ver con el sabrosísimo cacao con que nos deleitaban nuestras madres en la merinda), y su musculatura a veces inhumana, simiesca, propia de un tarzán de película de barrio.

Hoy, estar fofo está feo. Todo es esbeltez, sonrisas de profiden y pelucas con añadidos, para estar en la onda, para estar bien visto. Y pronto nuestras playas canarias se engalanarán de esta nueva versión humana del pavo real, presumiendo unos de chocolate y biceps, y otras de busto y cadera.

Qué importa que se hayan tenido que dejar el sueldo de toda una vida en una carísima cirujía totalmente innecesaria, para implatarse un balón endogástrico, o hacerse una liposucción que a la larga, degernará en celulitis de nuevo. Se privarían por una buena paella, o por un buen sancocho con sus papitas y mojo...Pero, ¿Y la moda?.

Esclavos de su propia imagen descuidan incluso el sustento básico, por lo de las calorías, hasta que se mueren, y comprueban con una desalentadora sorpresa, que en el cielo también hay gordos, pues que también los quiere Dios. ¿Para qué tanta privación, y tanto sacrificio, si al final han ido a parar al paraiso de los buenos comedores?

Y hasta se me antoja que al Supremo Hacedor, hasta en alguna ocasión alguien que no estuviese muy de acuerdo con esta estrafalaria moda de los cuasi-anoréxicos, lo ha pintado con una mal dismimulada barriguita... Señor, perdónalos, por que no saben lo que se pierden!.


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martes, 24 de mayo de 2011

Hoy no puedo.... ¡Hay futbol!

¿Quién no ha oído esa frase ante cualquier intento de cita, ya no un domingo, sino que ahora incluso entre semana?

Odio el futbol!. Lo odio por que no lo entiendo. No entiendo siquiera la necesidad de afiliarse en plan "fan" a un equipo (creo que las opciones locales de la U.D. y el Tenerife, no son una elección muy fiable, por lo que he oído a los "expertos"). ¿Por qué no puede ser uno neutral, como una especie de "Naciones Unidas" del Futbol?.

El fenómeno ha llegado hasta tal punto, que paraliza naciones. Nada funciona, mientras radios y televisores van cantando las jugadas, a sus propietarios y a todo hijo de vecino que camine pacíficamente por la calle.

Las feromonas que se desprenden deben de ser tan potentes, que cuando la pelota entra en una de las dos redes del campo, el hombre pierde sus millones de años de evolución en un segundo, y vuelve al simio. Bajo la expresión, exageradísimamente prolongada de "GOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLL" del locutor, se desata la locura, la debalcle. Se pierde el horizonte de la humanidad, y comienzan escenas de abrazos hominidos, y expresiones bucales ininteligibles, con toques a los genitales (de ellos mismos, claro) incluidos.

Y mientras tanto la bolsa se desploma, "Juanito a pase de Pelao, se adentra en el árwa enemiga", mañana habrá mas paro, "sensación de peligro en el áreaaaaaa", pero es igual, por que no podemos pagar la hipoteca,"dispara Juanitoooooooo", y la tarjeta de crédito no aguanta ni para estas cañas,"uyyyyyyyyyyyy!",Habrá que hacer un "simpa", si es posible.

No entiendo. Y lo he dicho muchas veces.

Me parece cruel, que hagan correr hasta morirse detrás de una única pelota a atletas, que serían la envidia de cualquier olímpico, por lo que cobran. Pero no son capaces, con todo el dinero que tienen, de comprarse una pelota para cada uno?.

Lo que me parece bien, es el cabreo de los hinchas del equipo perdedor, por que por la brutalidad de millones que cobran las figuras del momento, ya podrían esforzarse un poco mas...Como algunos políticos, vaya!

Se imaginan la misma pasión, en los debates del Congreso, o del Senado, o del Cabildo, o del Ayuntamiento, que es donde se juega realmente nuestro futuro, no una pelotita de caucho, y ahí es donde nos marcan los "goles" a todos?

"Al canario le partieron el pico con una azada. Dicen que fué, para que el pájaro no cantara".

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Tiempo Siroqueño

Siroco, el viento del Este. Para algunos, viento sagrado que procede de la ciudad santa de Jerusalen, y atravesando el desierto del Sáhara llega a nosotros, suavizado ya, pero con bendiciones....

"Benditos aquellos, que cuando sople el siroco conserven su cordura". Y máxime cuando el Siroco sopla en la primavera, que ya de por sí misma, la sangre altera.... ¡Qué peligro!.

Lo cierto es que este tiempo siroqueño, donde tanto hace frío como calor, calma como viento, trastorna los sentires, y hace mas tristes a los hombres y mas procaces a las mujeres.

¿No han observado a la gente por cualquier bulevar de nuestras ciudades costeras canarias, cuando sopla el Siroco? Es como si fueran dormidos, esperando que sople el viento del Este que les despierte en su yo-no-se-qué, que les impulsa de inmediato a meterse en las tiendas, y consumir sin tino, dejando las tarjetas de crédito con la lengua fuera.

Tiempo Siroqueño, que es saludado por cientos, miles de banderas multicolores atadas a cualquier cosa que parezca un poste: los carteles de los candidatos a las elecciones municipales y autonómicas, que saludan al Siroco pidiendo el voto en su ondular ilegible...

Siroco y elecciones nunca se han llevado bien. Eso es algo que no han tenido en cuenta nuestros políticos y sus equipos de imagen. Las improvisadas banderas de caras de candidatos con su mejor sonrisa de anuncio de dentífrico (algunos, incluso, es la única vez que se les ve sonreir después, hayan obtenido el escaño o no) lanzan mensajes incomprensibles con la ondulación constante del cartel, mecido por el viento.

Y uno ya no sabe si lee "El partido de la Verdad", por ejemplo, o "hemos perdido velocidad"....

Tiempo Siroqueño, y extraño, donde las faldas se acortan y se alargan los tiempos de espera para obtener una visita al especialista en la Seguridad Social...Que hasta que terminen las elecciones, no sabremos si tenemos especialista, o miembro del Cabildo Insular.

Tiempo Siroqueño, donde hasta los dedos se deslizan por el teclado sin sentido, como queriendo decir algo que no aciertan a definir.... Pero por supuesto, dicho todo sin mala intención.


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lunes, 9 de mayo de 2011

El Coleccionista de Sueños

No es oro todo lo que reluce, ¡y menos en Intenet!. Nuestro pobre soñador, lo supo bien, aunque tarde....

Embobado con la facilidad con que en las redes sociales se hacen amigos, se dejó llevar por lo virtual y fue perdiendo poco a poco de vista, la mas cruda y cruel realidad.

Nuestro internauta, al que llamaremos "Pepe" (nombre castizo para que nadie se sienta aludido), comenzó -o al menos eso creía él- a tratar con la mas noble nobleza en las redes sociales, cuyos corresponsales lejos de ser lo que decían eran aún mas pobres que él, y por tanto mas ávidos de hacer negocios con incautos,

Así, trabó conocimientos virtuales con un llamado Conde de Marabierta y la Calzada, supuesto hijo y descendiente de Canarios, que harto de tener un título de hidalguía, y unas tierras heredadas que no sabían ni dónde estaban, pues decía no conocer las islas Canarias, ya que vivía retirado en su apartamento de Paris, ponía título, herencia y tierras en venta.

Nuestro Pepe vio aquí la ocasión de medrar fortuna, y como quien no quiere la cosa, preguntó el cuánto y el cómo podría realizarse su sueño de verse señor de otra insula de Barataria, y dónde acá que estaba cerca de conseguirlo. Como quiera que supuestamente el Señor Conde de Marabierta y la Calzada, tenía perentoria necesidad -casualidad!- de efectivo, para tratar un negocio de cierta embergadura, y dado que Pepe era de los asiduos "chateros" que acompañaban su aburrimiento en la red, ofreció venderle prebendas y tierras por la módica cantidad de 100.000 euros, que naturalmente habrían de pagarse en un banco francés por giro o transferencia, a cambio de recibir una vez comprobado el ingreso los títulos adverados de su nueva nobiliaria posición.

Pepe aquella noche no pudo dormir... Su mujer incluso optó por irse a la habitación de los niños, que estaban estudiando fuera, porque estar al lado de un hombre que cuando no roncaba, daba mas vueltas que una peonza en la cama, no era agradable para alguien a quien a las siete en punto de la mañana, le suena el despertador, para irse a trabajar de conductora de Utinsa.

Al dia siguiente, "lanza en ristre", se presentó Pepe en su banco, canceló el plan de pensiones, vendió las cuatro acciones que tenía, con pèrdidas, y pididó un préstamo personal por los útimos 60.000 euros que le separaban de su alcurnia y abolengo.

Siete días mas de zozobra y dudas sin cuento, tras enviar el importe de su futuro al supuesto Conde de Marabierta, y recibió lo esperado... ¡ÑOS! ¡Qué ilusión!. Ya era Conde, con título, pero...Y la herencia?. Nunca hubiera podido imaginar haber hecho tal craso negocio, pues a cambio de 100.000 euros de nada, además del título le había correspondido la titularidad de dos municipios en Gran Canaria, y otros tantos en Tenerife, y cuatro fincas hermosas en Lanzarote y Fuerteventura, totalmente edificables!!.

En el colmo del paroxismo, Pepe voló, que no corrió al registro de la propiedad, con los recién adquiridos títulos, a que consignasen lo habido en ellos su titularidad, y por tanto el derecho a recaudar derechos y diezmos....

"Pero, ¡qué majaderías son éstas, buen hombre?!"- le contestó el lacónico funcionario registral, bigotito facha y corbata negra manchada de migas de bollo. "Pero es que no ve, señor "Conde", que le han engañado a usted como a un tolete?".

Pepe se quedó quieto. No podía articular palabra. Su cara era la expresión misma de la incredulidad y la vergüenza, ahora blanca y pálida, ahora sonrojada e hinchada de bochorno e ira mal contenida. Tuvo que soportar las carcajadas del funcionario,(plebeyo hasta hacía minutos, a los ojos de "su señoría"), que se transmitieron infecciosa y rápidamente a toda la oficina. Incluidos los parroquianos que hacían cola en los mostradores.

Con paso vacilante, tuvo aún fuerzas para salir del despacho y parar un taxi que le llevó a la comisaría mas próxima, a denunciar la tremenda estafa de la que había sido objeto. 100.000 euros!. Todos sus ahorros, y encima un préstamo que a saber cuánto tardaría en pagarlo. El sólo, por que seguro que de esta, su mujer lo abandonaba, y no sin razón.....

Moraleja: En Internet, no te la juegues. Cree sólo lo que ya sepas por haberlo comprobado. Hay mucha gente buena, si. Pero también mucho "halcón" desaprensivo, esperando con paciencia escondidos en el anonimato de una dirección E-Mail, al primer descuidado incauto.

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La importancia de hablar bien

No es un político, ni un orador de profesión. No es siquiera alguien que trabaje de cara al público, por lo que su oratoria debería de ser como el de todo hijo nacido de mujer.

Pero éste no es su caso.

Este pía con un piar extraño, ajeno, como de ave de otro costado, que no hay quien lo entienda. Habla, y cuando lo hace se extasía en una serie de circunloquios y grandilocuencias, pomposas construcciones lexicológicas donde se pierde hasta el mas pintado, y al final de una sola frase, que por lo general llega a durar varios minutos, y en la que el decidor ha de tomar aliento mas de una vez para recuperar el "cloquío", no se sabe cuál era el propósito de la misma.

Es pedante, marrullero, adulador de sí mismo y de todo aquel inocente que se detenga a escuchar su ininteligible trino, ególatra perfecto que es la misma descripción del cretinismo, pues "cretino" es el término adecuado para aquel que "cree-tener-tino", y carece de él en lo absoluto.

Escucharle, es para algunos un ejercicio de inteligencia propio de maestros de sudoku, pues seguir el hilo de su razonamiento a través del diccionario completo de su real academia, es mas que entretenido. Para otros, un ejercicio de auto-disciplina, pues que hay que tener aguante, para no interrumpirle taponándole la boca con lo primero que se halle a mano, y soltarle cuatro verdades sobre su "encocorotado" sermón para necios.

Actos simples y cotidianos, como pedir un café a un camarero, son para él ocasiones de sacar la cola de pavo real y ufanarse de su manejo del lenguaje. Puede sonar algo como así: "Mire usted, dilecto empleado de este establecimiento hostelero, me apetecería tomar un estracto de la semilla cuya planta es el cafeto, sutilmente endulzado con una apropiada cantidad de sacarosa préviamente embolsada y de cuya salubridad avala el certificado de sanidad que exhibe en su sello, servido todo ello en una taza o cuenco con asa de adecuado tamaño al contenido, y razonablemente caliente, como acostumbra a deleitar a su cotidiana clientela".

¿Se lo imaginan? ¿Se imagina el semblante del camarero, que acaba de despedir de la barra a un paisano, con el que ha quedado para el fin de semana a pescar unas samitas en su barca?

Ayer, lo volví a ver tras un tiempo de voluntario alejamiento. Su verbo era mas pausado, aunque distante de la ausencia total de verborrea que es su estado natural. Me asombré por el efecto que causaba no sólo en mí, sino en el resto de contertulios que acostumbrabamos a echar la siesta de la sobremesa, mientras el "secuestrador verbal" soltaba toda su artillería pesada por la boca, como tanque oratorio.

En un lapsus, de los que frecuentemente sigue haciendo, aunque breve, para tomar aire y continuar con su aletargador discurso, le interrumpí groseramente, para preguntarle a "bocajarro", sin previo aviso : "Disculpe, caballero, pero antes no solía ser tan cometido en su vocabulario, con cual nos alecciona y asombra. A qué se debe a que hoy sea usted un poco mas parco en sus expresiones linguisticas?"

A lo que el aludido, me respondió: "Pues verá usted, siempre creí que hablar, había que hablar bien y claro, con la diáfana y necesaria transparencia para que le entendiesen a uno. Pero he comprobado, que con menos palabras, incluso hay quien me entiende mejor!".

Alabada sea la vida, que da pañuelo, a quien no da narices.

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