lunes, 9 de mayo de 2011

El Coleccionista de Sueños

No es oro todo lo que reluce, ¡y menos en Intenet!. Nuestro pobre soñador, lo supo bien, aunque tarde....

Embobado con la facilidad con que en las redes sociales se hacen amigos, se dejó llevar por lo virtual y fue perdiendo poco a poco de vista, la mas cruda y cruel realidad.

Nuestro internauta, al que llamaremos "Pepe" (nombre castizo para que nadie se sienta aludido), comenzó -o al menos eso creía él- a tratar con la mas noble nobleza en las redes sociales, cuyos corresponsales lejos de ser lo que decían eran aún mas pobres que él, y por tanto mas ávidos de hacer negocios con incautos,

Así, trabó conocimientos virtuales con un llamado Conde de Marabierta y la Calzada, supuesto hijo y descendiente de Canarios, que harto de tener un título de hidalguía, y unas tierras heredadas que no sabían ni dónde estaban, pues decía no conocer las islas Canarias, ya que vivía retirado en su apartamento de Paris, ponía título, herencia y tierras en venta.

Nuestro Pepe vio aquí la ocasión de medrar fortuna, y como quien no quiere la cosa, preguntó el cuánto y el cómo podría realizarse su sueño de verse señor de otra insula de Barataria, y dónde acá que estaba cerca de conseguirlo. Como quiera que supuestamente el Señor Conde de Marabierta y la Calzada, tenía perentoria necesidad -casualidad!- de efectivo, para tratar un negocio de cierta embergadura, y dado que Pepe era de los asiduos "chateros" que acompañaban su aburrimiento en la red, ofreció venderle prebendas y tierras por la módica cantidad de 100.000 euros, que naturalmente habrían de pagarse en un banco francés por giro o transferencia, a cambio de recibir una vez comprobado el ingreso los títulos adverados de su nueva nobiliaria posición.

Pepe aquella noche no pudo dormir... Su mujer incluso optó por irse a la habitación de los niños, que estaban estudiando fuera, porque estar al lado de un hombre que cuando no roncaba, daba mas vueltas que una peonza en la cama, no era agradable para alguien a quien a las siete en punto de la mañana, le suena el despertador, para irse a trabajar de conductora de Utinsa.

Al dia siguiente, "lanza en ristre", se presentó Pepe en su banco, canceló el plan de pensiones, vendió las cuatro acciones que tenía, con pèrdidas, y pididó un préstamo personal por los útimos 60.000 euros que le separaban de su alcurnia y abolengo.

Siete días mas de zozobra y dudas sin cuento, tras enviar el importe de su futuro al supuesto Conde de Marabierta, y recibió lo esperado... ¡ÑOS! ¡Qué ilusión!. Ya era Conde, con título, pero...Y la herencia?. Nunca hubiera podido imaginar haber hecho tal craso negocio, pues a cambio de 100.000 euros de nada, además del título le había correspondido la titularidad de dos municipios en Gran Canaria, y otros tantos en Tenerife, y cuatro fincas hermosas en Lanzarote y Fuerteventura, totalmente edificables!!.

En el colmo del paroxismo, Pepe voló, que no corrió al registro de la propiedad, con los recién adquiridos títulos, a que consignasen lo habido en ellos su titularidad, y por tanto el derecho a recaudar derechos y diezmos....

"Pero, ¡qué majaderías son éstas, buen hombre?!"- le contestó el lacónico funcionario registral, bigotito facha y corbata negra manchada de migas de bollo. "Pero es que no ve, señor "Conde", que le han engañado a usted como a un tolete?".

Pepe se quedó quieto. No podía articular palabra. Su cara era la expresión misma de la incredulidad y la vergüenza, ahora blanca y pálida, ahora sonrojada e hinchada de bochorno e ira mal contenida. Tuvo que soportar las carcajadas del funcionario,(plebeyo hasta hacía minutos, a los ojos de "su señoría"), que se transmitieron infecciosa y rápidamente a toda la oficina. Incluidos los parroquianos que hacían cola en los mostradores.

Con paso vacilante, tuvo aún fuerzas para salir del despacho y parar un taxi que le llevó a la comisaría mas próxima, a denunciar la tremenda estafa de la que había sido objeto. 100.000 euros!. Todos sus ahorros, y encima un préstamo que a saber cuánto tardaría en pagarlo. El sólo, por que seguro que de esta, su mujer lo abandonaba, y no sin razón.....

Moraleja: En Internet, no te la juegues. Cree sólo lo que ya sepas por haberlo comprobado. Hay mucha gente buena, si. Pero también mucho "halcón" desaprensivo, esperando con paciencia escondidos en el anonimato de una dirección E-Mail, al primer descuidado incauto.

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