miércoles, 16 de diciembre de 2009

...¡Por fin! ¡Es NAVIDAD!

Llevan desde mediados de Noviembre anunciándolo. Interrumpiendo la circulación de las principales calles del centro comercial, para poner luces y bolitas de colores. Que dan color a Navidad.

Los establecimientos comerciales, avisados por esa señal inconfundible, se aprestan también a la batalla. Cambian.

Es una mutación visiblemente perceptible por el ojo humano: Las tiendas de ropa, retiran los abrigos y trencas de los maniquíes para vestirles a ellos con elegantes smokings de fiesta, y a ellas con sutiles gasas negras, vaporosos vestidos y elegantes tacones altos.

¿Qué ha pasado? ¿Se ha acabado el frío en pleno noviembre?. No. Simplemente se acerca la Navidad, y se supone que todos los españolitos debemos sacar el smoking y el traje negro largo del armario, y ponernos elegantes para celebrar esas señaladas fiestas. Esas en que se celebra que un niñito viniese desnudo a este mundo, en un pesebre, en la ciudad de Belén.

¿Y qué decir de las tiendas de comestibles y supermercados? Desaparecen las ofertas de 2 x 3, y aparecen grandes montañas de cajas doradas y brillantes con su dulcísimo contenido: turrones, mazapanes, almendrados...

Se diría que el mundo cambia en Mesa y López, desde el 15 al 20 de Noviembre!. Ya no es el mismo tranquilo bulevar donde la vida discurre entre el Corte Británico y las tiendas de moda anunciando peremnes rebajas, por que la crisis llega hasta ahí también.

¿Crisis? ¿Y quien dijo crisis?. Ahora es todo a precios “razonables”, y ni en el bar de la esquina le fían un café al parroquiano, si no le han asaltado antes con un décimo de la lotería del niño, o le han metido hasta los ojos un boleto para la rifa de una cesta con productos navideños.

Pero... ¿qué van a dejar para Diciembre?. O una de dos, o adelantamos por convenio universal el aniversario del nacimiento de Jesús, o ya en el mes de Agosto veremos a Papá Noel en la playa, preguntando despistado si han visto a un reno en tanga tomando el sol en las Dunas de Maspalomas... ¡País!
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Ir contra corriente

Supongo que a todo el mundo le ha pasado alguna vez. Entramos en una gran superficie o área comercial, dispuestos a pasar un rato agradable de compras, o simplemente de “brujuleo” para estar al tanto de las últimas tendencias de la moda, o para disfrutar de una agradable velada de cine... ¿Y qué ocurre?

Ocurre que -sobre todo en estas fechas navideñas- entre uno/a por la entrada que entre, o vaya hacia donde vaya, siempre tiene enfrente un mogollón de gente que viene hacia él/ella amenazadoramente. Nos da la sensación de ir siempre en contra dirección... Nadando en contra corriente.

Y lo malo no es eso. Es que cuando uno/a gira para ponerse en la adecuada dirección de la masa, contempla consternado cómo otra masa de semejantes proporciones se entrecruza con la suya, esquivándose todo el mundo unos a otros,como si de una carrera de obstáculos se tratase en algunos de esos absurdos programas televisivos al uso entre los japoneses.

Algo así, se nos antoja que esté ocurriendo con Aminatou Haidar y su inane lucha contra los poderes facticos, sordos y ciegos, esquivándole una y otra vez, para no darse de bruces con la triste realidad. Una pobre mujer luchando por los que considera -esté equivocada o no, que ahí no entramossus legítimos derechos y los del pueblo al que cree estar representando. ¿De verdad hay quien pueda por negligencia dejarla morir de hambre, para luego defender públicamente el derecho a la vida, como hizo ZP en la inauguración del Coloquio Internacional sobre la abolición de la pena de muerte?

Aminatou, luchando por sus derechos, predicando en un desierto lleno de maletas y prisas de última hora en un aeropuerto como el de Lanzarote. Predicando en silencio. Luchando por un reconocimiento que le niegan.

Como los muchos otros que gritan sin voz por su derecho a la vida, mientras se establecen leyes cada vez mas permisivas contra la interrupción del embarazo, hasta el punto de dar a una niña la presunción de la capacidad de juicio suficiente para decidir el acabar con una vida en progreso en su vientre, sin tan siquiera el conocimiento o guía necesaria de sus padres.

Pero mucho me temo que esas son meras fórmulas, meros actos políticamente correctos, caritas de ángel que defienden la vida de puertas afuera, con frases manidas, traídas y llegadas en defensa de la vida, como la de que tenemos que ser “plenamente consecuentes con el carácter inviolable, incondicionado de la vida humana y con el derecho a no ser sometido a penas
crueles, inhumanas y degradantes”.
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Folías de la Libertad

"Al canario le partieron
el pico con una azada
parece que convenía
que el canario no cantara!"

Dice la Folía de la Libertad. Y es que al canario que no canta algo se le atenaza la garganta. Por ello no guarda silencio. Aguanta. Lo que están haciendo con Aminatu Haidar, en Lanzarote, es lo mismo.

Testar el aguante de un ser humano, para doblegar su inquebrantable voluntad. ¿Es tanto el poder que tiene una simple mujer, tras cuatro semanas ingiriendo agua tan sólo? ¿Es tanto miedo el que tienen los que ostentan la facultad de hacerla regresar a su Sahara Occidental -inexistente en la geografía política, por simple dejadez de las Naciones Unidas- de una pobre y escuálida mujer, en su huelga de hambre reivindicativa? Aminatu, nos está dando una lección.

Es un ejemplo vivo (no sabemos por cuánto tiempo podrá mantenerse así, con vida), para todos aquellos que vivimos una existencia demasiado cómoda, que tenemos una conciencia demasiado dormida ante los problemas cotidianos, sean de la consistencia y gravedad que sean.

Dormidos por una televisión alienante llena de campeonatos de fútbol y programas de la calidad de algunos reality shows. Aminatu lucha. Lucha contra un sistema que no le permite regresar a su casa, por una sola incidencia en los papeles, hoy que el mundo tiende a abolir fronteras, y abrir aduanas. Aminatu es la vergüenza de aquellos que por dejadez, o por no desear enfrentarse de una vez por todas al problema de un pueblo que lo es de hecho, pero no de derecho, serán los causantes de su muerte ignominiosa...

Canta, Canario, no calles, aunque te partan el pico con una azada. ¡Grita!. Pide justicia a este mundo sordo y ciego a los problemas de los demás. Dios niño va a nacer un año mas en Belén, en un pobre pesebre, entre insurgentes palestinos y opresores hebreos, mientras Aminatu Haidar ofrece su vida por una verdad inmutable: El hombre / la mujer, es de donde nace, y ella ha nacido en las ardientes arenas del Sahara.

Un Sahara que es su tierra, su razón de ser, su país y su bandera. Paradojas de un mundo en el que se ofrecen fiestas donde se degustan opíparos platos y extraordinarios manjares regados con los mejores caldos, para celebrar el nacimiento de un niño desnudo en un pesebre, mientras Aminatu muere de hambre, sola, tirada en el suelo de un aeropuerto de Lanzarote.
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viernes, 13 de noviembre de 2009

Se nos llevan la Cocacola!

Leo en un manifiesto del concesionario grancanario de Cocacola que la empresa piensa trasladar en breve sus instalaciones a Tenerife.

Y ésto me hace recordar, una anécdota, de cuando un gorrión vino volando de tierras “pa dentro”, y me pidió que le enseñase la isla canariona. Como es natural, comencé por los parajes mas típicos, y al llegar al barranco de Guayadeque y sus peculiares casas cueva, hicimos una parada en un barito chico que hay en la subida al barranco, junto a la carretera.

De pronto, el gorrión abrió sus ojos al máximo y casi gritó: "¡Pero si hasta aquí llega la Cocacola!”. No pude por menos de sonreirme al principio para mis adentros, por la inocente ocurrencia del gorrión.

Pero luego, al trascurrir el día y meditar conmigo mismo la jornada pasada, me dí cuenta de la gran verdad que encerraba este aserto: Donde no llega la Cocacola... ¡Sencillamente no existe!

Y ahora, nos quieren quitar el refresco que es común denominador a toda una civilización. Porque el Plan Marshall nos traería la leche en polvo, y los quesitos en porciones, pero lo que es la chispa de la vida, marcó a toda una generación. Madre del Cubalibre, dispersora de aerofagias, aflojadora de tuercas y limpiador de herrumbre... ¡para todo, sirve la Cocacola! Y van, y se la llevan con los jilgueros, que tendrán mejor plumaje pero no tan bello canto y desde luego, ya tienen de todo para que ahora no quisten también el preciado líquido color café sólo con gas y botella peculiar.

Como sigamos a esta marcha, nos quitan también el Womad, el festival de cometas de Maspalomas, y hasta el campeonato mundial de Windsurfing de Pozo Izquierdo... Que me hace ésto sospechar, que mas que jilgueros, ¡son cucos!

Pues ¿saben lo que les digo? ¡Que se la lleven!. Que desde ahora, en lugar de ir a los multicines y comprar antes de la peli una mediana de Cocacola y una mediana de roscas, me llevo el Clipper de casa, y las roscas sabrán mas a autóctono, mas a lo nuestro.

Y den gracias, por que en lugar de roscas, no me lleve también una pella de gofio, ¡que a canario, no me gana nadie!

Iban un padre y un hijo por un camino, en tiempos inmediatamente después de la posguerra, con una burrita que cargaba un fardo de leña, para calentar la lumbre en invierno, allá por Tejeda.
En estas, que les salen al paso dos o tres malencarados, de esos amigos de lo ajeno. Les quitaron todo. Y el hijo, le iba recriminando al padre de vuelta a casa, desnudos como los habían dejado: “Padre, que nos quitaron la burrita y la leña. No quitaron los veinte duros que llevaba usted encima. Nos quitaron hasta la ropa... Pero padre, ¿por qué le dejaron a usted el cachorro?”. A lo que el padre, entre aspavientos e hinchando el pecho con ira respondió: “calla, hijo mío, que ¡menudo es tu padre 'pa' que le quiten el cachorro!”.

Pues así nos vamos a quedar... en pelotas. Ahora eso sí... ¡con el cachorro puesto!
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martes, 3 de noviembre de 2009

Al pan, pan…

Esta semana leí una noticia que me hizo meditar sobre las enormes diferencias de gorriones y canarios...

Mientras que el canario suele entretenerse pausado en su rama, sin que nada lo perturbe en su situación por la altura, y de vez en cuando suelta un trino que da gloria oirlo, el gorrión camina por el suelo, dando ridículos saltitos, y soltando de vez en cuando por el pico un monótono “piii”-“piii”, que mas que un piar parece una petición de información sobre el cuarto de baño mas cercano.

Y es leo consternado en la prensa que los gorriones, a fuerza de querer destacar, ahora quieren cambiarle el nombre a las cosas. Así, quieren llamar a la Semana Santa: Vacaciones de Primavera, y a la Navidad: Vacaciones de invierno... ¡Ay, señor!

Pero ¿cuántas vacaciones quieren estos pajarracos desconsiderados? ¡Ah, no!, ¡eso sí que no! Que nos van a destronar a los canarios en eso de la vida contemplativa desde nuestra ramita... ¡Hasta ahí podíamos llegar!

Que los canarios tenemos: Las vacaciones de verano, la Virgen del Pino, la de Candelaria, El día de Canarias, San Juan, Santiago, Los Carnavales, Semana Santa, Navidad, y lo que nos echen, pero eso sí, bien identificados, para que todo el mundo sepa qué fiesta es.

Figúrense ustedes que nos da por cambiar los nombres, de manera original, como a los gorriones: carnavales... mmmmm... No. Ya no. Ahora se llamarán: La fiesta de la dicotomía de identidades en un entorno social permisivo. ¿La Virgen del Pino?. Ay, no. ¡Qué antiguo!. Desde ahora proponemos el nombre de “la fiesta de la peregrinación masiva mientras se ingieren pastas y alcohol para ir a ver a la Virgen a Teror”.

¿El día de Canarias?: "El día de la exaltación al espíritu patrio canario, y en protesta por el hecho de la canariedad y las subidas injustificadas de las tasas de importación, los billetes de avión y de barco, ¡y tasas arancelarias varias!”.

¡Estos gorriones están locos! Comenzaron ya, quitando a los Reyes Magos, por lo antimonárquicos que son en su mayoría, y sustituyéndolos por un tío gordo vestido de rojo, que no se ha enterado de lo de los vuelos Low Cost, pues sigue usando un trineo propulsado por renos!.

Y ahora me quieren quitar las navidades y llamarlas: Vacaciones de invierno: ¡Chacho! Quita p'allá!... ¿Qué vacaciones de invierno? ¿Las del nacimiento del Señor, las del tío ese gordo de rojo y los renos, o los carnavales?... ¡Vaya lío,mi niño!

Que dejen en paz las cosas como hasta ahora...los canarios en el árbol, con su bello trino, y los gorriones en el suelo, dando brincos y pidiendo un servicio con su “piiii”-”piiii”.

Menos mal que el gorrión mayor intervino a tiempo, poniendo paz en el gallinero, y no ha autorizado tamaña atrocidad linguistica, que desde lo del silbo canario, andan todos a ver quien es más original llamando a las cosas con otros nombres.


AL PAN, PAN, Y AL VINO..... GUANIJEI! Sigue leyendo...

¡Sus muertos!

Casi me caigo redondo al suelo cuando al abrir la puerta me encuentro a mi sobrino Ivan sangrando por todos lados, con una venda en la pierna toda sucia y ensangrentada, y un ojo morado...

“¡Mi niño! ¿Pero qué pasó?” Le dije, agarrándole fuerte contra mi pecho, en el que mi corazón pujaba por salir, ¡de lo fuerte que me latía!. "Quién te hizo ésto, corazón?”.

Y entonces, lo más extraño sucedió: “Truco o trato?”, dijo Ivan sonriente, ileso -gracias a Dios- sujetando una bolsita de papel, con algunas chuches y caramelos.

Yo a estas alturas de la película, ya no entendía nada... Me había perdido, mire usted... ¿Pero no le dolían a mi pobre Ivan, todas las heridas, y toda esa sangre?

Lo miré con cara de extrañado, como el que ve un gorrión de bonito en una playa nudista, y le pregunté que qué era toda aquella vaina, que si estaba herido, o no, que si las conejas de la cabeza eran de verdad, o sólo una broma... Y me contestó “Es que es 'Jaloguin' tío”, y me zarandeaba la bolsa ante la cara, como pidiendo limosna. ¿Y qué es el 'Jaloguin'? Pregunté yo.

Pues no es sino una fiesta, en que todos se visten como en carnavales, pero sin serlo, que da penita verlos, oiga. Una moda mas, traída de allende los mares, por los gorriones y jilgueros de tierra adentro... ¡Qué cosas!. Que se visten de restos de quirófano, y de muertos vivientes, que mas que miedo dan pena, y van haciendo el mono por la calle, pidiendo limosna de dulces. Y eso, coincidiendo con el Día de los Difuntos... ¡Mi madre!.

Cuando ya me hube calmado, sentado en la mesa con la parienta y mi sobrino Ivan de maestro, ¡aprendimos mi santa y yo que ese día se celebra!. ¡Mire usted!. Y nosotros hasta ahora, tan apenados, llevando flores al cementerio, y limpiando los yerbajos de las tumbas de nuestros seres queridos... ¡Qué cosas! ¡Qué juventud! Qué modernidad.

¿Pues saben qué? Que ya me estoy 'jartando' de tanto estranjerismo y tanta vaina, y el día mas pintado emigro como el bisabuelo, 'pa Cuba', o a los Estados Unidos de Norte América, a ver si allí el día de difuntos se respeta, y se come jamón en vez de hamburguesas, y se bebe ron, en lugar de guiski, que como ellos nos han traido todo lo suyo, creo yo, que algo les habremos pegado nosotros también. ¡Que esa gente no es tonta, que hasta han ido a la luna!

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viernes, 23 de octubre de 2009

Brad Mehldau: Algo más que música

Yo tuve la suerte de estar allí. Fuí uno de los afortunados que asistió a la actuación, en vivo y en directo, en el teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, de una de las leyendas vivas del Jazz: Brad Mehdlau.

Decir Mehldau, es decir Jazz. No sólo Jazz. Interpretación, sensibilidad, buen gusto, saber hacer Jazz.

Fue una velada inolvidable. Jamás he asistido a ninguna actuación con un público tan atento y entregado, que no se oía literalmente, nada, excepto la música emitida desde el escenario. Ni una tos, ni un estornudo. Ni siquiera un leve crujir de un asiento al cambiar su ocupante de postura, sentado.Ni una mosca. Nada.

Sólo Jazz.

Desgraciadamente, los seguidores este género musical, no son muchos. El Jazz exige una actitud mental e intelectual determinada, una compenetración con el interprete, entrar en sintonía con él, y con lo que en ese momento quiere expresar. Los que saben de Jazz, aún poquito como yo, saben que nunca una interpretación es igual a la siguiente, aún siendo el mismo interprete. Jazz es improvisación, creación, vida.

Brad Mehldau Trío, hizo historia. Como César en las Galias: Vino, vió, tocó, y triunfó. Y de qué manera!. Cada nota final después de una composición era seguida de un sonoro y estruendoroso aplauso, por parte de los asistentes.

Poco a poco, el alma se serena, se transforma, con la música de Mehldau. Vibra en una dimensión diferente, en un tiempo distinto.

Y el trío (compuesto por el propio Brad Mehldau al piano, Larry Grenadie tocando magistralmente el bajo, y Jeff Ballard, un mago con una batería) juega a “pasarse la nota”, en una complicidad no premeditada, pero que resulta asombrosamente precisa, asombrosamente armónica, armónicamente perfecta. Y así, en un juego de complicidades que el espectador no entiende, pero que comparte y disfruta, va transcurriendo el concierto tejido como una sutil tela, en la que la música es el hilo tejido magistralmente desde el escenario.

Es una lástima, que haya sido una ocasión única. Irrepetible.


Asombrosamente además, Brad Mhledau no interpretó melodías de su último disco para promocionarlas, como cabría esperar. Se limitó a hacer un recorrido por las obras de sus autores preferidos, a los que interpreta con una asombrosa facilidad, con una muy personal 'mise en escene'.

El público canario, se merecía un homenaje como éste, a la mejor música del Jazz actual.

Una actuación, que quedará grabada para siempre, entre los mejores momentos musicales vividos, por quienes tuvimos la suerte de estar allí.

Irrepetible, extraordinario, personalísimo, intimista.... Meldhau Trío.
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lunes, 5 de octubre de 2009

Que digo yo...

Que afortunadamente, en Canarias, se está avanzando en eso de la xenofobia contra los “prinsulares”, mal llamados “godos”.

Yo antes cuando leía una pintada con el “Fuera godos!” o “Fuera godos de mierda!”, tal vez por la rapidez y superficialidad con la que la frase invita a su lectura, leía mal, y claro, al entrar fuera de mi peso ideal, me sentía más discriminado aún, con un “fuera gordos!”, que ya se encargaba de restregarme el Corte Británico, cuando sin darme dos miradas, a la primera me enviaban siempre a “tallas especiales”.

Pero afortunadamente, cada vez son menos las pintadas, y acaso también, menos los godos, en su sentido canario.

Verá usted: Ser canario, no es haber nacido en Canarias. Es sentirse canario. Canarios aquí, o somos todos, o no somos ninguno, pues de los guanches originales dudo que queden descendientes puros, como no existen dragones mas que en Comodo, ni vampiros humanos.

Nadie puede alegar una pureza de sangre, que a lo sumo y como herencia remota, puede estar unida a la de un inglés, un holandés, o un francés, sino -y por lo general- de algún antepasado “prinsular”, que en su tiempo vino a las islas, a ser también canario.

La canariedad, se lleva dentro. No es preciso esgrimirla como espada afilada contra el pretendido invasor....Invasor?. ¿Quién, de los que hayan venido a estas islas como Dios manda -no a bordo de una patera, con todos mis respetos a esa otra forma de inmigración- no se sienten tan canarios como el que mas? ¿No viven, no trabajan, no se esfuerzan por progresar igual que todo canario? ¿No les afectan los mismos problemas que a nosotros? ¿No son entonces canarios?

Algunos de los que hoy aún ponen el grito en el cielo, por miedo a que el exceso de inmigración llegue a convertir nuestras islas en una masa ingente de población entre autóctonos y foráneos, son hijos, o nietos, o biznietos de inmigrantes. E incluso algunos de sus antepasados, a su vez fueron emigrantes a otras tierras, donde el futuro se pergueñaba mas alagüeño, o cuanto mejor, menos pesaroso del que les esperaba quedándose aquí.

Ahora dicen, que somos las puertas de Europa, y que las tenemos que cerrar para frenar la llama inmigración ilegal... Es ilegal intentar ganarse la vida? ¿Intentar sobrevivir como sea, aún a costa de la propia suerte?.

¡Qué horror, qué error, qué falta de memoria histórica!

¿Cuántos de los españoles de la España peninsular no emigraron a Francia a la bendimia, cuando la situación económica del país no era muy boyante? ¿Cuántos canarios emigraron a Venezuela y a Cuba, llevando tan sólo la ilusión y la esperanza, y la confianza en sí mismos, por todo equipaje? Y ahora, hacemos oídos sordos a nuestros corazones de eternos emigrantes, para negar la entrada a quien desesperadamente, temiendo incluso por su propia subsistencia, nos llama a la puerta, a golpes de mano en carne viva?

¿En eso nos hemos convertido? Y cuando vemos a alguien de origen africano, desconfiamos no sea que en el mejor de los casos vaya a contagiarnos algo, y en el peor sea un narcotraficante...

No.

Ni son contagiosos, ni narcotraficantes. Los narcotraficantes no vienen en pateras, jugandose la vida contra el mar, con la sóla ayuda de un teléfono móvil de tarjeta que les une a tierra si hay cobertura, y una brújula de las que salen en los paquetes de cereales....

Y les contagiamos nosotros. Les contagiamos nuestra desconfianza, nuestra reticencia a aceptarles como a seres humanos que necesitan salir adelante como sea, llevando como bagaje su esperanza, su ilusión y su confianza en sí mismos.

Y de esa mutua desconfianza surge la no comunicación, y de la no comunicación, la xenofobia y el odio....La eterna canción que cantamos, tristemente, los canarios.
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lunes, 28 de septiembre de 2009

El Silbo y los Gomeros

La UNESCO, en su labor recopiladora del patrimonio de la humanidad, para aquellos bienes que, por su relevancia y transcendencia a nivel mundial, merecen ser conservados y rescatados para disfrute de las nuevas generaciones, ha creado el PCIU (Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO).

A tal efecto, un comité especializado, va a comenzar por catalogar aquellos bienes inmateriales (esto es que no tienen materia o sustancia, pero sí una esencia definida), a fin de dotar el fondo patrimonial que lo habrá de constituir.

Leemos en Canariasaldía.com que una delegación canaria se reúne con el comité en los Emiratos Arabes, para apoyar la candidatura del Silbo Gomero, como patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.

Y nos parece bien. Es algo muy digno tratar que una forma de comunicación tan peculiar, arraigada en el pueblo y de tanto abolengo histórico, además de autóctonamente, sea disfrutada por toda la humanidad.

Me imagino, sólo como un puro divertimento, que el silbo, en lugar de ser original de La Gomera, hubiera sido natural del País Vasco, por ejemplo. Allí, no sólo apoyarían el silbo como patrimonio por antonomasia: todo el mundo caminaría silbando por las calles, como único lenguaje socialmente bien visto.

O, en el caso de haber nacido en Cataluña, sería ya a buen seguro patrimonio cultural de (parte de) la humanidad, pues los catalanes, habrían inventado antes del PCIC (Patrimonio Cultural Inmaterial de Catalunya).

Pues, no. Esta vez, no.

Esta vez ni el Euskera, ni el Catalán, lenguas respetables como todas las habladas en el Reino de España han optado de momento (y desde cierta perspectiva me extraña muchísimo) a ser parte de este fondo patrimonial de la humanidad.

Claro está, que en La Gomera, si no hablas silbo, te entienden todos perfectamente. No como en otras tierras ultramarinas, donde si no hablas la lengua vernácula, a pesar del predominio constitucional del español como lengua común, no te entiende nadie!.

Nos unimos a esta iniciativa singular para que no se pierda en la memoria el Silbo Gomero, como tantas otras cosas que por desidia, desinterés, o falta de constancia y tal vez de uso se van perdiendo, para desgracia de aquellos que podrían disfrutarlas: las generaciones venideras, que de esta forma (si prospera la iniciativa canaria) verán preservada una seña de identidad auténtica, sin mezclas, de pura raza canaria.
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lunes, 21 de septiembre de 2009

¡Canarias existe!

Cuando uno va volando por el mundo, se da cuenta lo pequeño y lo grande que puede ser éste: no es una paradoja. Me explico:

En cualquier lugar recóndito de este mundo puede usted darse de bruces, por sorpresa, con un paisano, un amigo o un familiar.

En cambio, puede resultarle igualmente sorprendente que a unos cuantos miles de kilómetros de nuestras Islas, no sepan donde está España, ni siquiera nuestro pequeño y amado Archipiélago.

Y no influye en ello las pésimas indicaciones que dan algunos de su origen: Venimos de Canarias (como quien dice: venimos de un pueblito pequeño), Venimos de San Cristóbal (¡Cómo no! Todos saben dónde está situado el barrio de San Cristóbal!).

Pero no... No es eso...

Es curioso que en un mundo que trata de abolir fronteras, de romper barreras a la estupidez humana, y por fin construir juntos una sola humanidad, bajo una sola bandera blanca, aún quede tanta ignorancia en el vecino de al lado.

Acudí con mi esposa a una boda en Godilandia (...que no se ofendan los puristas, es una broma), y a la hora del ágape nos tocó de comensales una familia de pura cepa catalana. Familia acomodada, por lo que pude apreciar, pues las señoras lucían algunos piedros alrededor de cuello y muñecas, que parecían de verdad, o muy buena bisutería, de la cara. Es decir que, entre otras cosas, se les presuponía una cierta mundología y acceso a un nivel aceptable de cultura general.

Pues bien, al inicio de la conversación hicimos las preceptivas presentaciones. "Y ustedes de dónde vienen?" Me preguntó una enjoyada y encopetada señora, a lo que respondí "Vivimos en Las Palmas de Gran Canaria". "¡Ah! Palma de Canarias", dijo ella, "Me encantan las Baleares!".
Ahogando una carcajada le expliqué que no, que eramos canarios, que no baleares, que estabamos un poco más abajo.

Al tomar conciencia de que estabamos junto al continente africano, la buena señora insistió en darnos otra joya de su conocimiento: "Entonces, los trajes de la boda, ¿se los comprarían ustedes aquí en Catalunya, porque allí en las Canarias, no habrá tiendas, verdad?"... Ya no pude mas.

Pedí permiso, alegando ir en busca del camarero para servirme más vino, y me alejé de la mesa lo suficiente como para soltar una sonora carcajada para mí mismo, sin ser visto por ninguno de los comensales.

Cuando por fin pude acercarme de nuevo a la mesa, después de secarme las lágrimas, y ahogadas las carcajadas, le expliqué que sí, que aquí en las Canarias teníamos tiendas, calles, casas, y hasta coches y catalanes. La buena señora se me quedó mirando admirada, y su mirada lo decía todo: Eramos una especie en clara evolución, desde el mono al homo sapiens.
Cosas así, como por ejemplo preguntarme un bachiller, -contemplando un mapa de España donde las Islas por no caber en el marco, están encuadradas en un lugar que no corresponde con su verdadera situación geográfica-: "¿Ustedes, cómo hacen para salir del cuadrito?". Tuve que explicarle que la escala a la que estaba hecho el mapa no permitía ver el detalle de una puerta en una de las esquinas del recuadro, que encerraba las Islas, la cual se abría con una especie de mando automático, como en las autopistas.

Aprendamos a viajar, y cuando lo hagamos, que sepamos previamente a dónde vamos, y qué nos vamos a encontrar allí. Y que el viaje sea para nuestro disfrute, pero también para adquirir la tan necesaria cultura, en todos los aspectos, que nos hace mejores seres humanos.
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martes, 15 de septiembre de 2009

El pájaro Tero-Tero

"Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas, ha de helarte el corazón".

Hace ya muchos,pero muchos años, que los españolitos (generalmente) no venimos al mundo con el pan debajo del brazo. Si acaso, con una hipoteca a veinte años, o en el mejor de los casos, con un ridículo y pingue aumento de sueldo que ni se ve, por eso de los puntos, que nunca he terminado de entender.

¿Será que ya desde que nacemos somos unos "puntos filipinos"?.

Lo que sí sé, es que en esta tierra que Dios bendijo con el sol, sigue habiendo dos Españas divididas y antagónicas. Dos corrientes sociopolíticas irreconciliables. Como dos átomos de la misma polaridad, que se repelen constante y eternamente.

A los gorriones no se nos permite tomar partido, por eso de que tan alto honor está únicamente reservado a los venerables canarios. Pero lo que sí se nos permite, porque no hay forma de prohibirlo, por mucho electroshock que nos inpongan, es pensar.

Como gorrión pensante que soy, he llegado a la conclusión de que hemos sustituido el circo romano, con sus leones y payasos, por otro foro más consistente, con los mismos leones y los mismos payasos.

¿Que uno dice "A"? El otro de inmediato irá con el cuento llorando a la Madre Superiora de su congregación, para todos al unísono, en un estridente coro, gritar "B" y defender su postura con tan vanas razones, como aparente es el encono, que al fin de lo que se trata es de salir en la tele y seguir cobrando dietas al fin de mes.

¿Que no sabe a lo que me estoy refiriendo?: A los políticos, naturalmente. Esos extraños seres que como el camaleón mas avezado cambian de color y mudan de piel a la menor ocasión, al son que ahora suena, y que son como el casi mítico tero-tero.

Un ave, que en un afán maternal impecable, en un sitio pone el nido y en el otro los huevos. Sigue leyendo...

El discreto encanto de la hipocresía

Tengo un enemigo, un enemigo acérrimo. Un enemigo viejo -pertinaz en su encono- que como el vino, se hace mejor y mas enemigo cuanto mas madura en su persistencia.

Todos deberíamos tener al menos, un enemigo.

Los amigos son distintos, no sé. Se lisonjean más con nuestros éxitos, y son mas benévolos con nuestros fracasos. Los enemigos en cambio están ahí, haciendo su papel de dolor de muelas, de visible espada de Damocles que no ignoramos nunca, pues ya se encargan ellos de recordárnoslo a cada paso.

Los amigos, lucen mas de esa sana envidia y amor a lo nuestro, son uña de nuestra carne y semilla de nuestro bienestar social.

Pero... ¿y el lujo de permitirse desdeñar, e incluso encrespar la iracunda actitud del enemigo? Como dijo un querido amigo: "La misión de un soldado, no es la de morir por su patria, sino la de hacer que el enemigo muera por la suya". ¿Y esos dulces momentos, en que frente a frente con nuestro censor, usamos del arte de la hipocresía?

Yo ignoro si Hipócrates tiene algo que ver con la ciencia del saber y no decir, o decir lo contrario de lo que pensamos con intención artera y taimada de herir. Sé que tuvo algo que ver con la medicina; pero no sé si el juramento hipocrático, recibe el nombre de la hipocresía que en sí mismo encierra.

Lo que sí sé de plano, es que el discreto encanto de la hipocresía se hace patente cuando nos enfrentamos, por fuerza siempre, al enemigo.

Y esto se hace aún mas patente, cuando son ellas, las sacerdotisas del Hipócrates hipócrita, no el sanador de males.

-Querida, por tí no pasan los años"- quiere decir en el lenguaje de los hipocritas.
-No pasan los años, por que ya han pasado todos hace tiempo, vieja arpía asquerosa.
-Pues tú, estas igual que siempre, yo no sé que haces para conservarte así , que traducido al cristiano viene a ser: "Siempre has tenido la misma cara de coliflor, por mas que te pongas cremas".

Gran saber y conocimiento de uso ancestral del arte de la hipocresía el de nuestras mujeres, de las que debieramos de aprender.

No sabe bien el querido lector, cómo relaja los nervios y apacigua el espíritu, inquieto por el desafortunado encuentro. Incluso, pienso que si usásemos mas de la hipocresía, habría de seguro menos guerras, y cristianos y musulmanes, gorriones y canarios, nos trataríamos igual, pero mejor. Sigue leyendo...

Y Dios creó al Hombre....

"Oficio noble y bizarro entre todos el primero: pues que en la industria del barro Dios fue el primer alfarero, y el hombre el primer cacharro".

Así rezaba una coplilla en casa de un alfarero que construía sueños con sus manos. Él me enseñó a respetar, y por ello a ser respetado. Me enseñó que por mucho que uno sepa, siempre le cabrá algo de ignorancia... Y es cierto.

Al mejor y mas docto de los mortales, se le "escapa una pinza", y dice un desatino en el peor momento. Esto puede haber sido causa hasta de vergonzantes guerras, pues al fin la guerra es siempre vergonzosa, y vergonzante. Fratricidio con alevosía. Masacre programada.

¿Para qué -pregunto- se manchó el Creador las manos de barro y le insufló vida, si nos empeñamos, con ahinco, en no salir de él?

Guerras, atentados, terrorismo, el salvajismo del maltrato, etc... llenan páginas y páginas de periódicos, que ya nadie lee, por rutinarios y "aburridos", y que son causa de que las noticias en la tele se alarguen demasiado y nos impidan grabar bien las películas en el video. ¿Nos hemos degenerado tanto? ¿Hemos llegado a ser tan in-humanos?

Creo que sí.

Pero siempre quedará la esperanza de que alguien un día apoye descuidadamente su mano en el botón preciso, comience una III Guerra Mundial a golpe de misiles, y nos vayamos todos a la mierda. Sigue leyendo...

lunes, 14 de septiembre de 2009

¡Nunca! Te metas en reformas del nido....

¡Hay que ver! Lo que pudo ser y no fue. Todo comenzó al principio del mes de Agosto, cuando mi canarita linda me dijo “cariño, el grifo de la cocina gotea”.

Uno, que como canario es experto en mucho, pero maestro en nada, consideró que pa'qué meterse en zarandajas y boladas, que para eso están los maestros y ellos también tienen derecho a la vida, y le dije “¡llama al fontanero, y que mire a ver!”.

Semana y media después, llegó el fontanero, quien con toda pulcritud (venía en traje de calle, no se porqué me había imaginado que esta gente trabajan con mono) se agachó debajo de la palangana del fregadero, echó la vista pa'rriba, y sacó la cabeza sentenciando “lo del grifo, tiene arreglo, pero lo que es la cocina, se le va a caer encima como no haga una reforma. Los muebles están todos podridos por dentro, por la humedad”.

Mi mujer, que dándole la razón arguyó que los muebles tenían más de diez años, pero que fíjese usted, que buen resultado han dado hasta hoy, claudicó y aceptó la tarjeta de un primo del fontanero, que era carpintero y entendía de eso, que le iba a hacer un precio muy arregladito por todo...

Al día siguiente a las ocho (¡dita sea Dios! Mes de agosto, vacaciones, destierra uno el despertador y ¡le llaman a la puerta a las ocho!), aparece en la puerta el primo carpintero, que como si del mejor arquitecto se tratase, empieza a tomar medidas con su puntero láser, que era un gusto verlo, con aquel “chorrillo rojo” saliendo de la maquina, y dándole los números de las medidas de toda la cocina. El hombre terminó sacando su ordenador portátil (venía bien pertrechado) y tecleando números y cifras, me pidió permiso para conectarse a mi impresora, a lo que, inocentemente, accedí.

Mire, comenzaron a salir hojas y hojas de aquel bicho, como si de una partitura de concierto se tratase, todo letra. Al final, un sucinto dibujo de una cocina, que para nada se parecía a la nuestra actual, y la condenada cifra total. Qué barbaridad!.

Pero no había otro remedio, cristiano. Era eso, o cocinar en el suelo, y dijimos que, bueno, que sí, que aceptábamos barco como animal de compañía, y que cuando empezaban... "Antes del 20, ni hablar, tengo unas obras en marcha”, dijo con toda pasividad, como quien da una aspirina a un niño, sabiendo que la va a tragar... Pues bueno, pensé yo, mientras nos vamos al sur a un apartamento, a disfrutar de una semanita de vacaciones con la parienta y los niños.

Las vacaciones en el apartamento de Maspalomas fueron una delicia, mire usted: la parienta y los pibitos en la piscinita, tomando el sol y bañándose, y yo en el bar aprovechando los japi auers, que dan dos cervezas por una... ¡Ños! ¡Qué a gusto!.

Pero terminó la semana, y fatídicamente regresamos un día 19 a nuestra casa, que desde entonces no ha vuelto a ser la misma, ni del todo nuestra. Ahora que ya habíamos pagado la hipoteca, y la llamábamos con justicia “nuestra casa”, iba a ser invadida y ultrajada.

Día 20 de Agosto, ocho de la mañana. ¿El despertador? ¡Qué va! Si lo tengo en el cajón, y sin pilas... No... Llaman a la puerta, y ¡de qué forma!. ¡Parece que le han cogido gusto al timbre!

Dormido, legañoso, rascándome en salva sea la parte, me arrastro por el pasillo en pijama, desde el dormitorio a la puerta, dando tumbos como un sonámbulo. Abro sin mirar. ¡Redios!.

De repente, como salidos de una película de indios, comienzan a entrar inmigrantes negros, bosnios y sudamericanos, con martillos, escaleras, taladros, cajas de herramientas... Y al final me conforta ver dos caras conocidas: el fontanero y su primo, el reformador de cocinas, con precios de cirujano plástico.

¡Es la guerra! Aviso a mi mujer, levanto a los niños, que aún creen estar en el apartamento y me piden el bañador, arreglo la entrada, por que la han cubierto de polvo al entrar... ¡Polvo! ¡Con lo impoluta que tiene siempre la casa mi santa!

Los invasores toman posesión de su feudo, gritando que hay que vaciarlo todo, que ellos de eso no se encargan. Mi Antonia y yo nos ponemos manos a la obra, observados por un ejército de futuros parados, que nos miran con cara divertida. “¿Donde pongo los jarrones?”, “Toma ésto, no te quedes ahí parado, muchacho!”, “Papá, cuando vamos a la piscina?”, “Manolo, trae la escoba y el recogedor, que se ha caído la sal”...

Por fin, la cocina vacía, comienza el trabajo. El fontanero y sus dos ayudantes (¿para un grifo que gotea, dos ayudantes?), el carpintero y sus secuaces, por otro lado, y comienza una serenata de martillazos, golpes, taladros, serruchadas, que ahí no hay quien pare. Polvo por doquier. Se respira polvo. Se masca polvo. Se ES polvo.

“Señora -dice el carpintero a mi santa- ¿Qué vamos a hacer con los electrodomésticos? Porque no pretenderá usted tener, en una cocina nuevecita que le va a quedar, unos trastos tan viejos como los que tiene aquí”. Y mi santa admite que un poco viejos sí son, que cuando los compramos, hace ya mas de diez años, eran lo más nuevo y lo mejor, pero que ya la lavadora se escapa, y el fregaplatos no lava, y el frigorífico calienta, en lugar de enfriar. “¡Pues to' pal' piso señora!. Conozco yo una tienda donde le van a hacer usted un precio pero que muy especial. ¡Vengase conmigo!”. ¡Ay mi madre! ¡Pero si yo sólo quería que el grifo dejase de gotear!. Y mi Antonia, arrobada por la perspectiva de unas máquinas modernas y que funcionan, se deja secuestrar por el carpintero y se marchan los dos a la tienda, dejándome en zapatillas y sin desayunar...

Al cabo de una semana, la cocina está ya casi lista. Los invasores han ido disminuyendo día a día, repartidos por otras obras por el maestro, que los cobrará al final como presentes, pero qué más da, ¡con tal de que se marchen de una vez!.

¡Se acerca el gran día! Mañana nos ponen los electrodomésticos nuevos: frigorífico, lavadora, y fregaplatos, horno y micro hondas. Brillantes, metálicos, nuevecitos... Y tres años más pagando plazos, ahora que ya habíamos amortizado la hipoteca del piso.

Cuando llegan los aparatos, ¡sorpresa! El piso no parece del todo firme, pues la lavadora cojea, y no puede ser de la lavadora, ¡porque es nueva!. “Eso va a ser del suelo-dictamina el instalador, en plan docto y seriamente-. A mi concuño le pasó lo mismo y tuvo que cambiarlo, por que estaba apandado de la humedad”. Pero si ¡sólo era un grifo soltando una gotita! Y la humedad, ha podrido los muebles de la cocina, ha hecho que comprásemos los electrodomésticos nuevos y ¡ahora hay que cambiar el suelo! Pero, ¿cuánto tiempo ha estado goteando el maldito grifo?

“¡No se preocupe usted señora, que mi hermano se lo arregla en un plis plas!”. El plis plas fueron otros dos mil euros de suelo, que estaba mal colocado todo y hubo que cambiar el de toda la cocina.

...Y por fin llegamos al día de hoy, cuatro de septiembre, en que tengo cocina nueva, electrodomésticos de última generación (hay que hacer una carrera universitaria para entender los manuales, ¡y eso que vienen en cristiano!), suelo nuevecito y flamante, me han jodido las vacaciones, seis mil euros menos en la cuenta... ¿y quieren saber lo mas gracioso del caso?

¡El grifo, aún gotea!. Sigue leyendo...